domingo, 10 de octubre de 2010

Vargas Llosa, políticamente literario

La literatura hispanoamericana es un serie de contrastes, una mezcla y choque de culturas que pese a estar ligadas por el idioma es tan diferente entre sí, presentándose al mundo como una gama de opciones temáticas y estructurales.

La entrega del premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa es igual de contrastante, en nada se puede demeritar la calidad de su obra, al contrario, como latinoamericanos es un orgullo saber que nuestras letras son reconocidas, que un artista cumple con su misión más allá de la estética, pues lo que ha dado el mayor reflector a este autor ha sido su activismo político. ¿Qué papel juega un intelectual que no busca impregnar de ideas a una sociedad?

Es como decía Julio Cortázar, "un escritor ve al libro como un caballo de Troya en el que esconde mensajes que después quedarán insertados en la mente del lector, y así provocaremos un cambio".

Sin embargo, también han surgido comentarios que catalogan como una injusticia este galardón para el autor de Los Jefes, como el expresado por el también escritor argentino Federico Andahazi, quien aseguró que "si uno compara lo que pasó con Jorge Luis Borges, a quien no le dieron el Nobel por cierta actitud de derecha, la conclusión es que es injusto que ahora se lo den a Vargas Llosa. Aquello que no se le perdonó a Borges, se le perdonó en demasía a Vargas Llosa".

Buscando un poco en la memoria, habría que traer a la actualidad incluso un artículo que escribió el mismo Vargas Llosa en 1999, donde analizaba la persecución política que sufrió Borges por repudiar al fascismo y al comunismo por igual, sin embargo aceptó condecoraciones de las dictaduras, Augusto Pinochet y la Junta Militar Argentina laurearon al autor de Ficciones, cuando estaba en pleno apogeo la desaparición de civiles que no comulgaban con estos regímenes de facto.

Pero el que esté libre de pecado que lance la primera piedra, ya que el punto cumbre de la carrera política de Vargas Llosa fue cuando se presentó como candidato a presidente en Perú representando a la derecha de Alberto Fujimori, contagiando así su producción literaria que sufrió un severo golpe en el aspecto creativo.

Ahora llegan felicitaciones de todas partes del mundo, los principales diarios engalanan sus titulares con la sorpresiva designación, presidentes y jefes de estado lanzan aplausos para no quedar fuera del vórtice mediático que genera en Hispanoamérica un nombramiento de este tipo, pero hasta el mismo Vargas Llosa reconoce que "le da vergüenza aceptar este galardón", pero nada qué ver con la actitud de Jean Paul Sartre, quien en 1964 provocó el escándalo más grande que ha enfrentado este premio al rechazarlo. Sus razones: "porque estimo que desde hace cierto tiempo este premio tiene un tinte político", declaró en una entrevista.

Toda esta polémica es innecesaria, esos señalamientos de injusticia pueden quedar ya en el olvido, puesto que para evitar tanta discusión el expresidente Vicente Fox, en su imaginario inverosímil, y quizás buscando el Nobel de la Paz, decidió darle a Borges el premio que le faltó, ya que al "felicitar" a Vargas Llosa, escribió "FELICIDADES MARIO, LA HICISTE! YA SON TRES BORGES, PAZ Y TU" (sic), cometió tremendo error que más parece un aspecto kármico con el argentino porque aún está fresco el recuerdo del día que decidió que el autor de Aleph se llamara José Luis porque el que Jorge no le gustó tanto.

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