lunes, 18 de octubre de 2010

Austeridad derrchadora de la burocracia

La crisis internacional del 2008 obligó a muchos gobiernos a replantear sus gastos, sobre todo en el rubro de la burocracia, México no fue la excepción, como parte de las medidas emergentes empleadas para estabilizar la moneda local frente al dólar, se buscó reducir la nómina, así como las partidas destinadas a viáticos de los funcionarios de primer nivel para aligerar los egresos de la federación.
El discurso del presidente Felipe Calderón, por más de dos años, ha sido el de la austeridad y el ahorro, sin embargo éste no ha tocado a los servidores públicos de “élite”, es decir, secretarios de estado y sus personas más allegadas como asesores y coordinadores. Recientemente el periódico El Universal dio a conocer que el Senado de la República, en su estudio del presupuesto para el 2011, no encontró ningún ahorro en cuanto a la burocracia, al contrario, la oficina presidencial solicitó más recursos para este rubro.
Si bien el gobierno de Calderón propone la reducción de plazas en el servicio público éstas sólo son en los niveles más bajos y esos recursos serían reorientados a incrementar el presupuesto de subsecretarios y altos mandos.
En sólo un año la burocracia ha crecido significativamente pues de 2009 a 2010, 17 mil 298 personas se incorporaron al servicio público pero no a través de concurso como está contemplado en la ley, sino en formato de reacomodo administrativo.
Para el 2011, México ejercerá un presupuesto superior a los 300 mil millones de dólares, tomando en cuenta las cotizaciones petroleras, principal fuente de ingresos del país que darán un crecimiento económico del 3.8 por ciento, pero gran parte de ese dinero será empleado para el pago de sueldos, ya que áreas como seguridad (en plena lucha contra el narcotráfico) sufrirán reducciones en su partida, o educación, cuando se tiene una tasa de 5.6 por ciento de analfabetismo y un plan a 60 años para erradicarlo.
Las dependencias que tendrán nuevos funcionarios no son precisamente las que más lo necesitan como la Secretaría de Seguridad Pública, la Procuraduría General de la República o la Secretaría de Salud, sino que Gobernación, Medio Ambiente y la Función Pública serán las que oferten las nuevas plazas.
Ante las críticas vertidas por este incremento, el gobierno calderonista defendió las nuevas plazas a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, encargada de la elaboración del presupuesto, pero reconoció que de cada 10 dólares que se emplean en el gasto corriente, 5 son para el pago de nómina, mientras que los otros 5 se distribuyen en mantenimiento de los edificios y los programas que se llevan a cabo, “pero antes era más, este año se hizo una reducción porque antes la nómina absorbía de 10 dólares 6, ahora es de 5”, justificó el secretario Ernesto Cordero Arroyo.

De lo más caros y dispares
Según un informe del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) el gasto de nómina que se ejerce representa el 25 por ciento del total de los egresos del gobierno, que en proporción es mayor que el resto de América Latina, sobre todo de países como Chile (20 por ciento),  Brasil (18 por ciento) y Estados Unidos que destina sólo el 12 por ciento al pago de funcionarios públicos.
El mismo documento señala que a la burocracia mexicana se le destina el 77 por ciento del presupuesto, entre sueldos, prestaciones y bonificaciones, en contraste por reducciones que sufre cada año sectores básicos para el desarrollo de la economía como el campo, pues las inversión anual será poco productiva, sólo el 23.4 por ciento.
Datos de la Comisión Económica para América Latina y el Banco Mundial ubican a México como uno de los países que menos invierte en su desarrollo, a diferencia de Paraguay, Panamá, Argentina, Brasil y Chile, que en promedio reserva el 28 ó 33 por ciento de su presupuesto.
Los sueldos de los funcionarios mexicanos de “primer nivel” no corresponden al nivel de desarrollo, pues tan sólo el sueldo del presidente Calderón lo ubica como el mejor pagado del mundo, al recibir 20 mil dólares mensuales por concepto de salario, más 85 mil dólares, también mensuales, por concepto de prima vacacional, prima quinquenal, aguinaldo y aportaciones a los servicios de salud de él y sus familiares (aunque por cuestiones de seguridad el protocolo marca que debe ser atendido en lugares confidenciales y no en hospitales públicos), además su oficina cuenta con una partida especial para cubrir transportación aérea y terrestre, viajes, banquetes y una caja chica para “emergencias o gastos improvistos” entre los que se puede catalogar varias cajas de vinos finos que solicitó la Presidencia sin explicar el concepto.
Sin embargo, Calderón no es el único que derrocha con “austeridad” el presupuesto, pues también lo hacen otros funcionarios también de “élite” como los 18 secretarios de estado, cuyo sueldo va desde los 15 mil hasta los 25 mil dólares mensuales más prestaciones que duplican la percepción según el riesgo que corran al desempeñar su trabajo, eso sin contar los aparatos de seguridad destinados a su servicio.
En el Poder Legislativo no están exentos de los “acaudalados” sueldos, ya que uno de los 128 senadores obtiene un estimado de 12 mil dólares mensuales, más una partida especial que se le entrega por concepto de partido político, el pago de celular ilimitado para él y sus asesores, que podrían ser varios con sueldos variables entre los 5 mil y 9 mil dólares cada uno, además de gastos de representación, un vehículo de lujo para su uso personal, computadoras portátiles, alimentación en el Congreso, derecho de uso del gimnasio que se tiene en la cámara y un seguro médico en instituciones privadas. Por su parte los 500 diputados tienen los mismos derechos que en la Cámara Alta, sólo que su pago mensual es de 8 mil dólares.
El contraste llega con los funcionario públicos de menor nivel pero que realizan actividades más riesgosas como un policía de calle, cuyo sueldo ronda los 400 dólares mensuales y si fallece su familia recibiría un pago único por 10 mil dólares, o bien un profesor de primaria que percibe 700 dólares por su trabajo, aunque muchos de ellos no estén completamente capacitados como reveló la última evaluación magisterial. Un médico, dedicado al servicio público, además de trabajar jornadas de 24 horas por 24 cobra cada mes entre 800 y mil dólares, con las prestaciones básicas, muy lejanas a los altos mandos.
El ejercicio de la administración pública es uno de los deseos generalizados de la población, convirtiéndose en máxima la frase del escritor mexicano César Garizurieta, “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.

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