lunes, 27 de diciembre de 2010

Las nuevas normas del español causan polémica

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara fue el marco de la presentación de las nuevas normas ortográficas aprobadas por las academias de la lengua




La Feria Internacional del Libro (FIL) que se celebra en la ciudad de Guadalajara, México, desde hace 24 años, es el evento más importante del habla castellana, pues reúne a dos mil casas editoriales de 43 países hispanoparlantes, por ello fue la sede perfecta para que los directores de las 22 academias de la lengua española aprobaran por unanimidad las nuevas normas ortográficas, que sin duda han causado gran polémica.
Teniendo como invitado de honor a la región de Castilla y León, cuna del español, esta feria que organiza la Universidad de Guadalajara, congrega a 500 escritores, 17 mil profesionales del ramo editorial y se realiza con un presupuesto de 5.3 millones de dólares, por ello la Comisión Interacadémica de la Asociación de Academias de la Lengua Española decidió presentar las nuevas reglas de escritura en este lugar.
Tras la firma del acta que oficializa los cambios, José Moreno de Alba, director de la Academia Mexicana,  aseguró que sólo se trata de una sugerencia mas no de una imposición, pues agregó que “la nueva ortografía que fue aprobada por los directores de todas las academias de la lengua española es diferente a versiones anteriores, porque se hizo con una política hispánica. No es un inventario de reglas y excepciones, sino un verdadero tratado en el que se ofrecen las razones por las cuales los nombres propios que empiecen con mayúscula o porqué unas palabras llevan tilde y otras no. Incluso porqué cambian su nombre algunas consonantes y otras se eliminan. Se trata de una verdadera teoría lingüística”.
Entre las novedades está la eliminación de los acentos en las palabras “solo”, “este”, “ese” y “aquel”, ya que según argumentaron los especialistas no hay una diferencia fonética, por ejemplo entre el adverbio “solo” y el adjetivo “solo”, además consideraron que la diferencia de significado queda clara para el receptor si se toma en cuenta el contexto del texto.
Además la “Y” deja de llamarse “i griega” para ser conocida oficialmente como “ye”, la “B” ya no será “labial” sino “be” y la “V”, antes labiodental será ahora “uve”. También se elimina del abecedario la “CH” y la “LL”.
Los cambios fueron anunciados a principios de mes, durante una reunión en San Millán de la Cogalla , España, sin embargo fue hasta el pasado 28 de noviembre cuando quedaron formalmente ratificados, tras la firma del acta de la sesión.
El informe de los cambios ortográficos generó polémica, pues varias figuras internacionales del mundo editorial y literario expresaron su rechazo a lo que consideraron un “retraso” en el idioma, por lo que Moreno de Alba, asumiendo la responsabilidad y voz de los académicos respondió “si en algún país, alguien me dice, a mí me gusta, yo necesito acentuar estas palabras, ¡pues hágalo, no hay problema!”.
Mientras que Gonzalo Celorio, secretario técnico de la Academia Mexicana , destacó la relevancia que tiene este país en la toma de decisiones para el idioma, ya que “en México hay más de 100 millones de hispanoparlantes y las naciones que compartimos la lengua debemos encontrar consensos porque de lo contrario cada región tendríamos ortografías diferentes como ha ocurrido con el portugués de Brasil y el de Portugal”.
Los que están en contra
Académicos de la Universidad Iberoamericana y escritores como Ignacio Padilla, Juan Alcántara Pohls y Manuel Pereira criticaron la postura de las academias, al asegurar que la anulación de los acentos, así como el nuevo nombre para algunas consonantes sólo provocará confusión para los hablantes y en nada contribuye al enriquecimiento de la lengua.
La postura de los universitarios, según la explicación que se dio en un foro de análisis sobre los nuevos cambios, realizado también en la FIL , “el español es una lengua viva y lo que debe preocupar es que la gente lea y reconozca su lengua con los acentos”.
Por su parte, Padilla, un reconocido miembro de la Generación del Crack, junto con Jorge Volpi, aseguró que esta discusión ya se tuvo hace diez años, por lo que se acordó que sería un error seguir intentando eliminar acentos, ya que “eso funciona en el inglés que no tiene ningún tipo de acento, pero no en el español porque hace que las anfibologías estén presentes. El hecho de que el inglés nos resulte familiar no significa que sea una lengua sencilla y la ausencia de acentos no la convierte en un idioma ejemplar. Al contrario, tiene ese defecto, para nada debe ser considerado como un modelo para pretextar los cambios que firmaron”.
Otro de los aspectos cuestionados hacia los cambios que realizaron las academias fue el autoritarismo con el que se cambia la lengua, según el poeta Juan Alcántara quien señaló que “no veo por qué un grupo de académicos tengan que decirnos que sólo hay que quitarle el acento, porque siempre ocurre que la lengua es una cosa viva, se mueve por sí misma, y las pretensiones de regularla tiene un alcance limitado”.
La tarea docente
La enseñanza del español no es precisamente sencilla, ni siquiera cuando el alumno es hispanoparlante, pues los regionalismos, variaciones gramaticales y cambios filológicos se hacen presentes ofreciendo una variedad de opciones para la escritura. Incluso de un país a otro puede cambiar el significado de un término lo que puede generar ambigüedades en la comprensión del mensaje, cayendo en algunas violaciones a las máximas de Grace, dentro de la pragmática, por lo que estas modificaciones podrían complicar la tarea docente, aunque los académicos aseguran lo contrario.
En 1997, durante el primer Congreso Internacional de la Lengua Española , realizado en Zacatecas, México, el premio nobel colombiano, Gabriel García Márquez, causó revuelo al proponer “jubilar la ortografía”. Entre sus pedidos estaba dar mayor razón a los acentos escritos, sin embargo los argumentos planteados en la FIL por los académicos no resultaron del todo convincentes para muchos docentes de español que estuvieron presentes.
“Hace 20 años que doy clases de español a nivel bachillerato y 15 años que trabajo enseñando a extranjeros nuestra lengua. Que hagan cambios como estos complica mi trabajo porque aseguran que hay flexibilidad en las nuevas normas, entonces se deja una ambigüedad para los estudiantes, y puede ser que lo que yo les estoy enseñando, para alguien no sea válido entonces no tiene caso que lo aprenda, o le pueden cambiar el nombre como mejor les parece. Esto dificulta el proceso de comunicación, porque cada quien va a entender lo que quiere y a escribir como guste”, aseguró Soledad Camacho, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana de México.
Será en el 2011 cuando se publiquen las nuevas normatividades a través de un tratado de ortotipografía, pues el cambio de las negritas, cursivas y márgenes en la redacción de un texto formal también tendrán variaciones.

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